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Foto del escritorIPP LGTB+

Matrimonio Igualitario. A 11 años lo personal sigue siendo político

Por Esteban Paulón*


Fue un 14 de julio de 2010, hace exactamente 11 años, el día en que conocí a Onax, mi compañero.


Aquella mañana, después de un largo recorrido y años de militancia, llegaba la hora de la verdad. El Senado de la Nación iniciaría el debate por la aprobación de la ley de Matrimonio Igualitario (que se concretaría durante la madrugada del día siguiente).


La Plaza de los Dos Congresos se iba poblando de banderas arco iris y carteles de activistas de todas las provincias que, convocades por la Federación Argentina LGBT+ (organización impulsora de la ley), habían llegado a Buenos Aires para vivir un momento histórico en primera persona.


Entre carteles, cantos, glitter y banderas lo conocí. Debo confesar que no le presté demasiada atención en aquel momento, y el cruce fue casual. El tiempo nos daría la oportunidad de conocernos mejor y decidir compartir nuestra vida y construir una familia. Pero más allá del breve momento compartido, o la atención destinada, esa mañana comenzó todo para nosotres.


Cuando decimos que lo personal es político, es porque es así. Porque las injusticias que padecemos y los derechos por los que luchamos y conquistamos, nos pasaron y nos siguen pasando por el cuerpo.


Lo personal fue político cuando en la escuela nos cargaban por “putos” y, quizá sin saber demasiado de qué se trataba nos avergonzábamos y bajábamos la mirada.


Lo personal fue político cuando en la adolescencia percibíamos que nuestra afectividad, nuestra erótica, nuestra identidad, se iban construyendo de un modo diferente a las de la mayoría de las personas en nuestros entornos. O cuando algún familiar cercano nos pedía que nos comportemos “como hombres”, que no hagamos “cosas de mariquitas”.


Lo persona fue político cuando temblamos de miedo al contar por primera vez lo que nos pasaba, lo que sentíamos.


Lo personal fue y es político cada vez que ejercimos, y seguimos ejerciendo, los derechos que conquistamos, y con esa acción de visibilidad pública aportamos a una pedagógica del orgullo que transforma realidades.


Lo personal es político cuando no podemos ser indiferentes ante una agresión basada en la orientación sexual o identidad de género de cualquier persona, en cualquier parte del mundo.


Lo personal es político, porque no somos divisibles. Nuestra sexualidad y nuestra afectividad es parte de quienes somos. Y eso no debería impedir que podamos tener los mismos derechos y oportunidades.


En estos días se cumplen 11 años del inicio de aquella sesión histórica que convertiría a Argentina en el primer país de América latina en legitimar todas las formas de amar, y que abriría la puerta a un cambio social y cultural profundo que aún estamos transitando.


Con más de 24.000 matrimonios igualitarios celebrados seguimos aportando, desde lo personal y lo político, a alumbrar una generación nativo-igualitaria, para la cual estos derechos conquistados son un piso desde el cual alcanzar todo lo que aún falta.

Y en mi plano personal (y también político) se cumplen 11 años desde que conocí a mi compañero de vida con quien construimos con mucho orgullo, nuestra familia no binaria.


Porque lo personal es político, hasta que la última de las injusticias - personales y colectivas - deje de dolernos en el cuerpo, seguiremos luchando para construir una sociedad más amorosa y con más igualdad. Y un mundo, en el que quepan todos los mundos.

*Director Ejecutivo del Instituto de Políticas Públicas LGBT+. Integrante de la CD de la FALGBT. Pre-candidato a Concejal por la lista Más Para Rosario en el Frente Progresista Cívico y Social.

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